
Y es que estas ganas de irse llegaron para quedarse, le prometen besos brujos a mi soledad. Nos debemos ese antojo y aprender a bailar tango si es que en otra vida nos volvemos a olfatear... y tus manos no me escuchan y mis labios no quieren ni verte un minuto antes de dejar de quererte. Y mi olvido no te olvida y mis miedos me desean suerte un minuto antes de dejar de quererte. Siento que me llenan la cara de dedos, la penumbra del deseo y las ampollas de este adios y no puedo masticar, y tengo 50.000 de fiebre un minuto antes de dejar de quererte. Y me duele la ciudad y tengo tu nombre entre los dientes un minuto antes de dejar de quererte.